sábado, 22 de enero de 2011

Paso sin ver

Un par de semanas atrás, digo, para estar a tono con el tema, un amigo mío de recién ingreso a las huestes matrimoniadas me comentaba:
– ¿Cómo puede un hombre preferir el tormento de un juego de naipes… al placer de estar con una mujer?
– Ambas actividades son casi idénticas – le respondí. Y claro, al no ver y mucho menos encontrar rastros de coherencia en mi respuesta, me exigió una explicación.
Y mal que bien, traté de ofrecérsela:

– Casa y casino – le dije, para abrir boca, y me seguí de filo...
Casa; el hogar de uno. Casino, el hogar del jugador.
El casado, casa quiere; el jugador, casino quiere.
Casino: del italiano casa pequeña, elegante; local donde se practican juegos de azar, amén de cruzarse apuestas.

Cada quien habla según le fue en la feria del amor, o según le fue con su feria, si es que se sentó a jugar una manita de póker.
Amor y póker.
Dos actividades muy humanas y a veces muy inhumanas, ambas tan aparentemente ajenas la una de la otra, y sin embargo… ¡tan ligadas entre sí!, como las últimas jugadas del cuarto tiempo de un partido de fútbol americano; tan parecidas la una a la otra como dos gemelas gringas, rubias, pecosas y con frenos en los dientes, o como dos oficinistas chinos en el Metro de Beijing, o como dos piedras de pueblo en camino rural, o como dos mexicanísimos informes de gobierno, incluso de diferentes funcionarios, en diferentes estados, sexenios… y siglos.
Y al decir amor no quiero decir matrimonio exclusivamente, sino que incluyo a todos sus anexas: noviazgo foráneo, arrejunte cutáneo (ya sea de común acuerdo, o forzado), amasiato coterráneo, free mediterráneo, antojo momentáneo, flechazo instantáneo o calentón espontáneo.
Amor y póker.
¿Que en qué me baso para dar por buena y con tanta vehemencia la supuesta afinidad entre ambas actividades?
Pues ni más ni menos que en la experiencia personal.

Vayamos pues, a los hechos:

Las apuestas

Éstas son fundamentales en el póker.
– Habla la Dama.
La Dama apuesta 5.
– El 10, va, y revira  (es decir, paga y vuelve a apostar) 20.
– El 8 paga 25.
Si no hay apuestas, no hay juego, y si no hay juego, pues no hay nada.

Y en el amor también hay apuestas.
– ¡Cuánto te apuestas a que el estéril y tarado de Bulmaro sí se casa con Rogaciana, embarazada de Willy!
O…
– ¡Te apuesto lo que quieras a que la buenérrima novia del eyaculador precoz de tu primo le pone el cuerno con ‘el Búfalo’ en la fiesta del próximo sábado!, si nomás hay que verle la cara a la damita en cuestión.
O…
– Apostaría media vida a que acabo de ver a mi vecina Ruth, la casada, entrando a ese hotel con su jefe.

La esencia

Como todos sabemos, el póker es un juego de cartas: 52, para ser exactos (sin contar comodines, jokers).
La llamada baraja americana consta de 52 cartas o naipes distribuidos en cuatro palos (corazones, diamantes, tréboles y picas), dos rojos y dos negros.

En el póker, cada jugador pone su entrada, por orden, cada jugador paga o no lo apostado por los demás, con el derecho a revirar, es decir, a aumentar la apuesta inicial. Entradas y apuestas son colocadas justo en el centro de la mesa. A esa cantidad de fichas se le denomina… la polla. Todos los jugadores desean quedarse con la polla. Ese es el chiste del juego: quedarse con la mayor cantidad de pollas posibles durante la partida, ésta generalmente nocturna.
En el amor… todos vamos tras las pollas, tras las pollitas (sobretodo últimamente, que están saliendo bastante liberales); y ellas, también van sobre la polla… sobre todo las españolas.
¿Miento acaso?

Los palos

Obviamente, los cuatro palos están inspirados en el amor:
–¿Picas? – le pregunta o al menos le insinúa el hombre a la mujer, y en ocasiones la mujer al hombre.
– Claro que sí, pero para que mi corazón y todo lo demás te pertenezca, primero debo lucir unos preciosos diamantes en el cuello – aclara ella.
Todos los días, las damitas sueñan con encontrar el trébol de cuatro hojas (los cuatro palos de la baraja) que les haga el milagrito.

Las cartas

Cada palo está integrado por trece cartas: un As, un 2, un 3, un 4, un 5, un 6, un 7, un 8, un 9, un 10, un Jack (Caballero), una Queen (Reina) y un King (Rey). De todas, sólo el As corre arriba y abajo; lo mismo sucede en la vida real, en donde los ases, ya sea del volante, del fútbol, del cine o de los negocios, por mencionar cuatro actividades, corren arriba y abajo, generalmente persiguiendo Damas, de Corazones y de Diamantes, en busca de la tan ansiada Pica.
– ¿Pica usted, mi lady – preguntó el As de los torneos medievales a la Dama, aprovechando que el Rey andaba en una corrida, a lo que la Dama contestó – ¡Que fue del romance! As de quinta, déjeme aspirar al menos una flor, y luego hablamos.

Bueno, pues el amor también es un juego de cartas… al menos lo era hasta antes de la llegada del e mail, messenger y demás artilugios cibernéticos cuya velocidad de respuesta está dejando sin inspiración a tanto poeta y romántico, y sin empleo a tanto cartero (oficio a punto de ser considerado Historia antigua).
¿Quién no recuerda con cierta nostalgia cuando incluso uno mismo esperaba con ansia desbordada el tradicional y callejero silbatazo que nos anunciaba la inminente llegada, o del cartero, o del afilador de cuchillos?, y cuando efectivamente era aquél y no éste, el corazón nos trotaba en el pecho como percherón en exhibición. Nos sentíamos como Reyes del mazo porque nos había escrito nuestra Reina de corazones, nuestra media naranja (en ocasiones media toronja o media sandía, dependiendo de los impulsos taqueros, torteros, garnacheros, botaneros y fonderos de la susodicha).
Impávidos, ávidos y lívidos, abríamos el sobre… y sobres, a leer la carta, escrita con su puño y letra. ¿Podía existir más romanticismo?

Las fichas

El póker es un juego de fichas, de todos colores, formas y valores, fichas que irán pasando de mano en mano a lo largo de la partida; la cosa es comprar pocas y ganar muchas: todas, si es posible, y sí es posible. Las hay de 1, de 5, de 50, de 500, de 1000, y hasta de 10,000 pesos (o dólares, o euros), o más.
En el amor también… ¡se topa uno con cada fichita, y en qué forma!, y al igual que en el póker, también van pasando de mano en mano… y de cama en cama, y también las hay de 1, de 5, de 50, de 500, de 1000, y hasta de 10,000 pesos o más.
¿Voy bien o me regreso?

Los valores

En el póker, el juego más bajo de cinco cartas se llama Pachuca, en el que el jugador no liga nada, si acaso una carta mayor.
El peor de los juegos, la peor de las Pachucas… es esta: 2, 3, 4, 5, 7  (lógicamente de diferente palo y tras haber realizado el cambio de cartas). Esto quiere decir que si a usted le sale, ese 7 (que es su carta mayor) tiene muy pocas, por no decir nulas, posibilidades de llevarse la polla, es decir, de derrotar a los demás jugadores, que al menos tendrán un 8, suficiente para ganarle a usted. Por eso al que le sale dicha Pachucota, y de puro coraje, se echa un ‘Hidalgo’ – de un solo trago – de aquella bebida que esté ingiriendo en ese momento (generalmente tequila).
Y en el amor, los recién casados que por no tener dinero pertenecen a los extractos más bajos de la sociedad, casi por lo general tampoco ligan nada interesante (si acaso a alguien mayor), por lo que pasan su luna de miel en la casa de alguna tía en Pachuca, Hidalgo.
¿O no es así?

En el póker, existe el par, que es cuando el jugador liga al menos dos cartas de idéntica denominación: 2 doses, 2 dieces, dos ases. Y si un 8 mata a un siete, por lógica un par mata a una Pachuca, es decir, par mata Pachuca.
En el amor también existe el par. Ya en Pachuca, y a solas en su noche de bodas, la pareja se desvive en piropos, atenciones y exageraciones propias del reino vegetal, sacándose ases de la manga:
– Qué par de pencas tienes, Cayetano… y si así están las hojas, ¡ya me imagino cómo estará el tallo!
– A tus órdenes Cornelia, mi Reina, y tú, qué par de tepalcuanas,… y si así está la avenida, ya me imagino cómo estará el Palacio Municipal.
– Pos ándale, picarón, atáscate ora (sic) que hay lodo, modo, y de todo.
Y así, de par en par (qué par de tompiates, qué par de cachetotes, qué par de lolas, etc.), el par de melosos, fogosos y golosos se la pasa a todo dar, al menos esa noche.

En el póker existen los dos pares, que es cuando al jugador le tocaron 2 sietes y dos doses, por decir algo.
En el amor también. Por lo general, los recién casados se llevan dos pares de ropa interior y de calcetas, para que sus respectivos cónyuges crean que contrajeron nupcias con alguien más o menos pudiente.
Y luego, como a eso de las tres de la madrugada.
– ¿Dijistes (sic) algo, Cornelia?
– Sí, que ya le pares, ya llevamos dos y eso que nos acabamos de acostar, Cayetano, nos va a oyír (sic) la tía Prudencia.
– Es que ando rete jarioso.
– ¿Mááááás?... con razón pedistes (sic) doble ración de ostiones.
Los dos pares matan al par.

En el póker existe la tercia, que es cuando un jugador liga tres cartas de idéntica denominación: tres Damas, tres cuatros, tres Reyes, etc.
En el amor también, y ésta la completan o la suegra, o la mejor amiga de la esposa, o la comadre en última instancia la que casi siempre tercia cuando se presenta algún problema entre los pichones, y todo porque al infeliz le pusieron un cuatro y cayó redondito, como ficha.
La tercia mata a los dos pares.
En el póker existe la corrida, que es cuando el jugador logra ligar cinco cartas ascendentes y seguidas, sin importar el palo: 2, 3, 4, 5;… 7, 8, 9, 10, J;… 9, 10, J, Q, K.
En el amor, tarde que temprano, uno de los integrantes del dueto enfrentará la corrida que, por ser la primera de la temporada grande, será temporal.
– Te me largas, desdichado.
– Bah, ¿pos ora? ¿Se puede saber por qué?
– ¡Además de infiel, cínico!... me partistes (sic) el corazón, Clodomiro.
La corrida mata a la tercia.

En el póker existe la flor, que es cuando el jugador logra cinco cartas del mismo palo, aunque no sean seguidas: 2, 5, 9, J y A de tréboles, por ejemplo.
En el amor también. Al día siguiente de la fenomenal corrida, el corrido correrá a la florería más cercana para comprar (de fiado, claro) un finísimo ramos de rosas rojas o un súper arreglo para enviárselo de inmediato a su amada, con el fin de ganarse su perdón. ¿Lo hace por amor? ¿Por arrepentimiento sincero? ¿Por respeto a la dignidad de su media naranja? ¿Por salvar su matrimonio? No, más bien por no tener dónde dormir ni comer, pero sobre todo, por no tener dónde ver el fútbol los domingos y entre semana, cuando hay doble jornada, o campeonato europeo.
– ¡Archibaldo! ¡Qué lindas flores!, te han de haber costado una fortuna, mi Rey.
– Tú te lo mereces todo, mi Reina. ¿Ya me perdonastes (sic)?
– Ya, tontuelo, pero no lo vuelvas a hacer.
– ¡Cómo pasas a creer!
La flor surte el efecto deseado y el infiel regresa al nidito de amor, prometiéndose ser más cauto la siguiente vez que salga con alguna amiguita de ocasión.
La flor mata a la corrida.

En el póker existe el full, que es cuando el jugador liga una tercia y un par. Tres ases y dos Reyes, por ejemplo, llamado full mayor.
En el amor también se presenta esta jugada.
– ¿Sabes qué, Ponciano?, me tienes hasta el full… ¡me voy de la casa!, ¿dije casa?, ¡me voy del departamento de interés social!
– Como tú quieras, Brígida, a mí tu madre también me tiene hasta el full y aquí sigo, aguantando vara.

En el póker existe la jugada que le da nombre a todo el concepto lúdico: el póker, que es cuando a un jugador le salen 4 cartas iguales: cuatro Ases, cuatro cincos, cuatro nueves, etc.
En el amor también, en especial cuando la esposa, la novia, la querida y la amiguita ocasional del querubín le ponen un 4.
El póker mata al full.

En el póker viene la flor corrida, que es cuando al jugador le salen cinco cartas seguidas, y además, del mismo palo: 7 de picas, 8 de picas, 9 de picas, 10 de picas J de picas.
En el amor también. La segunda vez que Jacinta cacha a Cleodomiro en la movida, ésta lo corre, aunque el interfecto le llene la recámara de flores, así tenga que pedir prestado.
La flor corrida mata al póker.

En el póker viene la quintilla, que es cuando al jugador le salen cinco cartas de la misma denominación: 5 ochos, 5 dieces, 5 Reinas, etc.
En el amor también. Recordemos que el término quintilla deriva de quinto. Al llegar la quincena, el pobre marido no tiene ni quinto, es decir, se encuentra en la quinta chilla; ya son varias las quincenas que debe, gracias a las partidas anteriores, y así, de partida en partida, se le va partiendo la cartera, luego la relación y finalmente la vida, hasta llegar al quinto infierno.
La quintilla mata a la flor corrida.

Por último la jugada más alta: la flor imperial, que es cuando al jugador le salen estas cinco cartas, exclusivamente: 10, J, Q, K A, del mismo palo.
En el amor, casi no se da esta jugada; ésta se presenta cuando, tras 50 años de matrimonio, el amantísimo esposo, tras regalarle un súper e imperial arreglo floral a su mujercita, le pide renovar sus votos matrimoniales… ‘por otros 50 años de amor y eterna felicidad a tu lado’… he ahí la verdadera flor imperial del amor.
La flor imperial mata a la quintilla.

Los anexos

En el póker hay comodines, es decir, cartas que pueden ser lo que uno quiera que sean. Por ejemplo, si algún jugador propone que en esa mano el 9 sea el comodín, y a usted, ya en el cambio de cartas, le salen 3 cincos y un 9, usted puede convertir ese 9 en 5, logrando así 4 cincos, es decir, un póker de cincos. ¿Quedó claro?
Y si algo sobra en el amor, son comodines, en especial cuando ya son marido y mujer.
– Oyes (sic) Antelmo, te toca lavar los platos ¿no?, notihagas (sic) que no he dormido por organizarles, comprarles, desmenuzarles, prepararles y servirles la pozoliza a ti y a tus cuates.
– Hazme el paro y lávalos tú, cielito, ¿qué no ves que estamos viendo el Súper Bowl?, y de paso vete a la tiendita por unas caguas.
– Y ya que estamos en esas, pos diunavez (sic) tráigase unos cigarros Montana lái (sic) y unos cacahuates japoneses ¿no doña? – remata cínicamente uno de los cuates del señor de la casa (el del saco a cuadros, ése que está echadote en el family seat del minúsculo cuarto de la tele).

En el póker se paga por ver.
En el amor también. Trate usted, caballero, de entrar a un table dance a ver ‘de a grapa’. Imposible; hay que pagar por ver, y aún mucho más si a uno le dan ganas de tocar, de palpar, de ligar el par de melones de alguna de las Damas ahí presentes (me refiero a las del tubo, claro).

Tampoco podemos olvidar que el póker se juega sobre el llamado ‘tapete verde’.
El amor también, en especial en ciertos momentos, como cuando los recién casados regresan de la luna de miel y deciden visitar a los papás de ella. Él – para seguirle el juego a ella y a ellos – entra en confianza, y al sentirse como en su casa se pone un tapete de nevero michoacano; la mujer y sus padres se van poniendo verdes de la sorpresa, del estupor, del coraje, de la muina, del disgusto, mientras ven cómo el fachoso y desparpajado peor es nada de su hija, cuba en mano, baila arrítmica y despreocupadamente sobre la mesa del comedor, gesticulando, produciendo y emitiendo tremendos sonidos guturales como de hipopótamo en brama, desabrochándose el saco, la corbata y el cinturón, pisoteando los frijolitos, el guacamole y el chicharrón, cantando más desafinado que el finado Valentín Elizalde, amenazando con vomitar una sustancia verdosa, apestosa y pegajosa justo sobre el tapetito que papá suegro le regaló a mamá suegra cuando cumplieron 30 años de casados.  

Puedo afirmar categóricamente que en el póker hay mucho bluff, que es esa estrategia que utiliza un jugador cuando trata de impresionar a sus rivales, haciéndoles creer que tiene mucho más de lo que se le ve a simple vista; para reforzar su posición; dicho jugador apuesta fuerte.
– Pues mi punta de corrida… (el jugador tiene destapados un 2, un 3, un 4 y un 6, por lo que haría falta un 5, pero en la mesa ya hay tres a la vista)… le manda 10,000 a la tercia de ases – dice mientras contempla su única carta tapada, un espantoso 8 de corazones que no le sirve absolutamente de nada, excepto para poner a pensar al que tiene los tres ases, que finalmente ligó full de ases con sietes, por lo que reventará al autor del bluff en unos momentos más.
– Tus 10,000… y tu resto.
¡Tómala barbón!

En el amor también existe el bluff:
Que yo tengo un rancho; que a mí el dinero no me interesa. Que yo gano 150,000 pesos al mes, pero me pagan en euros. Sí, ahá. Que yo soy dueño de fábricas; que yo no me fijo el en físico, sino en el espíritu, en el carácter, en el yo interior de las personas, en su forma de pensar, dijéramos, en su madurez mental, en su status psíqueum. Sí, cómo no.

Resumen

Y así, en el póker y en el amor… se sienta uno; baraja uno; parte uno; reparte uno; pone juego uno; pasa uno (a veces sin ver); apuesta uno; revira uno; engorda la polla uno; le engordan la polla a uno; se lleva la polla uno; divide la polla uno; se adelanta uno; se resta uno; pierde uno; se repone uno; paga uno; se retira uno; espera la revancha uno.

Fin de la partida

Finalmente, y para cerrar esta manita, esta partidita, déjenme decirles que en el póker uno se la pasa comprando lotes, o grupo de fichas, por lo que hay que tener mucho dinero.
En el amor, también, sólo que por lo general son lotes baldíos, muy retirados entre sí, en dónde acomodar a la esposa, a la novia a la amante, a la amiguita ocasional, etc., (por lo que también hay que tener mucho, pero mucho dinero).

Conclusión personal
Desgraciadamente, en el póker y en el amor, cartera mata todo.

Paso sin ver

Dedicado a ese juego entre Reinas de corazones
y Reyes de diamantes llamado… vida.

Ignacio E. Jaime Priego
Enero de 2008

Perrote seat

‘Toda sala mexicana que se precie de ser una sala modelo, consta, al menos, de tres piezas básicas:
El Family seat, que no es otra cosa que un cómodo sillón de tres plazas.
El Love seat, que por lo general comparten la nena de la casa y su novio.
Y el Perrote seat, en donde se sienta uno cuando está solo, o el perro de la casa, o el chambelán, o a veces, el perro del chambelán’.

Planeta Tierra.
Agosto de 2022.

A la Influenza AH1 N1 (llamada inicialmente gripe porcina, a la que afortunadamente la ciencia médica logró darle chicharrón en forma definitiva a mediados de 2016), le siguieron otros brotes similares, igualmente peligrosos, contagiosos y en algunos casos (los menos, afortunadamente), de cierta consideración, entre ellos la denominada gripe aviar, que se dispersó entre los mariachis (por andar interpretando ‘las Golondrinas’, ‘Gorrioncillo pecho amarillo’, y ‘Paloma querida’); la gripe equina, que se propagó, principalmente, entre los caballitos de mar, entre los caballitos tequileros de las cantinas de provincia, y entre los mofles de los coches con más de 300 caballos de fuerza; la gripe felina, que atacó, primordialmente, a los gatos hidráulicos, a los Pumas de la UNAM, a los Tigres del Norte, al Gato volador, a los Leones de Detroit, y desgraciadamente, a Pancho Pantera, quien se reporta grave, pero estable. Por su parte, la gripe roedora centró sus furiosos ataques en los mouses de las computadoras, muchas de las cuales no pudieron evitar la infección del virus.
No hubo punto geográfico que no se viera afectado por el fenómeno; desde África hasta Colombia; desde Australia hasta Groenlandia; desde las islas Fidji hasta Tierra de fuego.
De todas enfermedades, la más fuerte fue, y aún es, la llamada gripe canina, la que, curiosamente, sólo tuvo efectos entre los perros de todo el orbe. Atacó incluso a los deliciosos ‘perros calientes’, sí, los gringuísimos hot dogs, que desde entonces ya no se sirven en media noche, sino en tortilla, telera o baguette, por lo que saben como a taco de nenepil, a torta ahogada, o a baguetón de queso gruyere.
Y si bien es cierto que la enfermedad no colocó a los chuchos en la lista negra (Death row) de la EIPED  (Especies en Inminente Peligro de Extinción Definitiva), sí les ha ido alterando y luego mutando sus características genéticas (con los consabidos desórdenes de comportamiento, actitud y naturaleza) creando, sin quererlo, nuevas razas.
Entre las más afectadas se encuentran las siguientes, según datos del PERRUS CIC (Perros en Estudio según Raza y Registro en Universidades Selectas,  a Consecuencia de la Influenza Canina), organismo científico latino no gubernamental dedicado al estudio y registro de datos que les permitan descifrar y superar el fenómeno, para así devolverle a los perritos sus naturales deseos por ladrar, aullar, morder, salivar, lamer, pasear por el parque, regar troncos, mojar árboles, salpicar matorrales, enterrar huesos, destrozar periódicos dominicales y todo lo demás que hacían hasta antes de la llegada de la malhadada Influenza canina, la que por cierto no se contagia vía estornudo… sino a través del ladrido, así que si usted está que ladra de hambre, será mejor que coma algo; no vaya a ser la de malas.
Helas aquí:

Perros de compañía:

Shar Pei
De origen chino.
Este perro de marcadas y profundas arrugas en cara y cuerpo estuvo a punto de desaparecer durante la revolución china, pero logró sobrevivir.
Hasta antes del arribo de la Influenza canina, este perro estaba íntegramente consagrado a la familia que lo adoptó y no se arrugaba ante ningún otro perro; hoy, está consagrado en arrugas y alma… a la cocina. No sale de ahí. Posee unas papilas gustativas finísimas. Es un experto cocinando la sopa de hongos, el arroz a la mexicana, las albóndigas al chipotle, y la paella valenciana, pero su especialidad son los pays, especialmente los de queso y limón.
De Shar Pei ha pasado a ser Shar Pay.
¡Con qué gusto los están contratando a la sazón los grandes hoteles y restaurantes del mundo! Y gracias a que conservaron las arrugas craneales, el gorrito les cabe perfecto.

Caniche
De origen francés, su nombre deriva del término canard (pato), ya que solían ser estupendos cazadores de patos de laguna. Eran cariñosos, aprendían rápidamente y eran muy inteligentes.
No obstante, la Influenza canina los volvió hoscos, flojos (se hacen patos todo el día) y padecen lagunas mentales: hoy integran la raza Canietzsche (*): estos perritos quieren dejar atrás una vida de perros, por lo que dedican sus días a leer las obras del famoso dramaturgo prusiano Friedrich Wilhelm Nietzsche; usted los ve en las casas, jardines y parques enfrascados en la lectura de obras como ‘Consideraciones intempestivas’, y ‘La genealogía de la moral’; en pocas palabras, este perro ya no va por el periódico; ahora lo lee (hay canes que incluso resuelven el crucigrama que trae la sección de sociales).
(*) El Canietzsche enano exige, además, volúmenes de bolsillo.

Chihuahua
Esta raza debe su nombre justamente al estado y ciudad mexicanos que la vio nacer: Chihuahua. Estos animalitos llegaban a encariñarse de forma verdaderamente enfermiza con sus amos. Eran tan encantadores que las antiguas princesas aztecas se los querían comer, aunque eran los sacerdotes de dicha cultura los que literalmente sí se los comían, ceremonialmente, claro.
Actualmente, gracias a la Influenza canina, dicha raza es conocida como Chigüigüi, porque el perrito de marras desarrolló el sentido del habla, y si uno le pregunta si ya quiere comer su filete, el can dirá su ya famoso… ‘a güigüi’; si uno le pregunta si ya quiere su champaña, el chucho exclamará… ‘a güigüi’; lo mismo dirá cuando le pregunten si ya quiere salir a dar su vueltecita en coche, o si ya desea hacer sus necesidades en el baño del señor de la casa, o si ya quiere su baño con shampú importado, o su hueso de mamut, o ir a visitar a la perrita  de Donald Trump, etc.

Chow chow
También originario de China. Hasta antes de que se presentara la Influenza canina, era un espléndido guardián de casas y negocios.
Hoy en día la raza es conocida como la Show show, ya que cada perro presenta dos shows diarios (a las 19:30 y las 21:00 horas) justamente ahí, en la sala de la casa o en la sala de juntas, y mientras unos cantan ‘Quítate ya de aquí perro lanudo’, y ‘Hound dog’, otros bailan tap, o hacen malabares disfrazados de payasos, o bailan ‘El cascanueces’, y hay de ti donde no los veas, o no les aplaudas sus gracias, o no les pidas un autógrafo al finalizar cada show, porque no volverán a dirigirte la mirada jamás en tu perra vida.

Maltés
De origen italiano, este can era de carácter equilibrado y juguetón, muy casero y afable, pero llegó la Influenza canina y ocurrió un cambio notable.
Por razones desconocidas, el Maltés ya no ladra ni camina… ahora pía y vuela, como el mismísimo Halcón Maltés; hoy ya no vive en perrera, sino en su jaula periquera, y ha sustituido las croquetas por galletas de animalitos. Lo que más le gusta en la vida es satisfacer sus necesidades fisiológicas en pleno vuelo (lo malo es que salpica mucho), en especial sobre el tocador de la señora de la casa, sobre todo si en dicha recámara hay alfombras, cortinas, edredones y colchas blancas, de las finas.

Pequinés
Otro más de origen chino. Era el perro consentido de los emperadores. Poseía un carácter agridulce, y solía ser afectuoso, y arisco y frío a la vez. Hoy todo ha dado un drástico giro, endosado éste a la Influenza canina.
Por razones ignoradas, hoy es un perro enojón y gruñón al que le encanta picar a otros perros cuando va al parque. Es conocido como Piquinés, porque no prueba alimento o líquido alguno si éste no viene sazonado con cantidades exorbitantes de chile piquín, sea pozole rojo (su favorito), carne, croquetas o agua, por lo que su piel y su pelambre están adquiriendo tonalidades rojizas, muy similares a las del ladrillo común.

Perros guardianes

Collie
De origen escocés, esta raza fue inmortalizada en la pantalla del televisor y del cine por una perrita artística llamada ‘Lassie’.
Hoy en día, y todo gracias a la Influenza canina, esta raza es conocida como Ollie, ya que todos los perros de la raza… ¡están idénticos a Oliver Hardy (Ollie), el gordo!, con sombrerito bombín y todo; incluso, los machos lucen el clásico bigotito recortado tantas veces utilizado por Charles Chaplin, Groucho Marx, y  Adolf Hitler.

Dálmata
De origen inglés,  estos perros son el resultado de la cruza entre el Pointer y el Bull Terrier.
La Influenza canina los afectó de manera extraordinaria, poniéndolos en jaque.  Las nuevas camadas sustituyeron su manchado pelambre en blanco y negro… por bien trazados tableros de ajedrez, por lo que actualmente la raza es conocida como Dálmate. Hoy en día, sus amos los utilizan para practicar dicho juego. Incluso, muchos chuchos ya han aprendido a jugar el juego ciencia; aquellos que logren darle jaque mate al señor de la casa tienen derecho a ver ‘Don Gato y su Pandilla’ (versión para adultos), cenar pizza en el sofá, fumar pipa y tomar café o té, y dormir en la cama matrimonial de sus amos.

Schnauzer
Originario de las regiones Bávaras, este perro era inteligente, vivaz y valiente. Hoy, y debido a las no bávaras, sino bárbaras secuelas que le dejó la Influenza canina, cada vez que un ejemplar de esta raza ladra… dispara municiones, balas calibre 22, y perdigones, así que cuando alguien lo hace enfurecer, el perrito parece ametralladora, o escopeta de repetición, por lo que ya es conocido como Schmauser, por lo que nadie los quiere tener cerca, exceptuando lógicamente a los cazadores de patos, ratas, ratones, y a los que se van de safari al África, ya que los canes se alquilan a precios realmente accesibles, en pesos, y en qué digo cómodas… ¡comodísimas mensualidades!

San Bernardo
Algunos de estos legendarios perros de origen Asirio-Babilónico adquirieron cierta notoriedad por rescatar alpinistas perdidos y revivirlos gracias al contenido de los tradicionales barrilitos licoreros que colgaban de su cuello (y digo algunos porque otros se ponían tal jarra que se seguían derecho y se despeñaban y era a ellos a quienes había que rescatar).
El corto pelambre de los sobrios permitía que la nieve resbalara fácilmente de sus lomos y flancos, evitándoles innecesarias cargas pesadas extra. Mas, debido a la terrible Influenza canina, hoy sólo les interesa jugar al dominó para enchinarse el tremendo mostacho que les ha salido (a la Sam Bigotes), por lo que la raza es conocida en la actualidad como Sam Bernardo.
*Las huestes hacendarias de los Estados Unidos (el Tío Sam) aprovechan las grandes dotes olfativas de esta raza y los utilizan para perseguir y cazar morosos, claro, cuando los perritos no están en alguna cantina haciendo la sopa, doblándose a cuatros y echando ronda; se sabe que los bisnietos de Tiziano Ferro tienen 3 hembritas en casa.

Cazadores

Galgo español
Descendiente del Galgo inglés.
Su velocidad y agilidad eran notables a la hora de cazar liebres y conejos, incluso en terrenos bastante accidentados. Participaba exitosamente en varios canódromos europeos.
Y hablo en pasado porque llegó la Influenza canina, y la raza sufrió una metamorfosis bastante perrona.
Hoy, el mentado perrito, sobre todo el gallego, no sabe si mover la cola o mover los muebles; si usar correa o usar corbata; si ladrarle a otros perros o maullarle a los pajaritos; si cazar liebres o casar conejos (tiene dotes parroquiales); si correr por el bosque o patinar en hielo; si sacar la lengua al trotar o sacar su visa para viajar en avión; si comer croquetas o lamer coquetas. El Galgo español se ha convertido en Algo español (y en algo indefinido, para ser más precisos).

Pointer
Desciende del Braco italiano, el Pointer era considerado el mejor perro cazador del mundo. Su finísimo olfato era capaz de distinguir el más leve olor animal, en terrenos llanos, abiertos, bajo cualquier condición climatológica.
En esas estaba cuando apareció la Influenza canina.
De pronto dejó de cazar para dedicarse a pintar bodegones y naturalezas muertas; dejo de buscar presas para buscar pinceles y telas. Afortunadamente no perdió su olfato y ahora distingue cualquier cambio de tonalidad en las pinturas acrílicas, así como cualquier variación en el peso y consistencia de los cabellos de los pinceles que utiliza para plasmar sus obras de arte. Algunos ejemplares incluso se han cortado una oreja, como lo hiciera el holandés Van Gogh en el pasado.
Así, el Pointer pasó a ser… el Painter.
Actualmente, un perro de esta raza, llamado ‘Oggie doggie’, expone la obra ‘La crisis está perrona’, en el Museo Perrault, en Cannes, Francia, la cual consiste en óleos que muestran a varios perros callejeros andando de a perrote.

Pastor alemán
En su nombre lleva el origen. Para muchos, este es el perro de perros. Bueno, era; desde que llegó la Influenza canina a su vida, todo cambió para él. Antes, cuidaba casas; guiaba ciegos; buscaba y encontraba personas extraviadas; se desempeñaba como un excelente auxiliar policiaco; llegó a ser una arma insustituible en la lucha antidrogas, y fue considerado el mejor perro en el área  de la defensa personal.
Hoy, los descendientes de Rintintín han desarrollado un talento especial para los juegos de azar (especialmente los naipes, aunque se defienden tirando dados y dardos); se les ve en las maquinitas y en las mesas de las Vegas, Montecarlo, y demás casinos del mundo, apostando sus perreras, sus huesos, e incluso sus correas.
Es el actual Postor alemán.
Recientemente, un descendiente del famoso perro actor arriba mencionado le reviró su resto a un croupier del Golden Nugget… ¡y le ganó medio millón de dólares!
*El perrito, de nombre ‘Bubble’, tenía un full de sietes con damas (777 QQ).

Husky Siberiano.
Es originario del estrecho de Bering, en Siberia.
Pequeño y ligero, era el perro indicado para las carreras de trineo, no así para travesías largas, de grandes cargas, aún en recorridos cortos.
Ese ciclón llamado la Influenza canina nos dejó una raza, cómo llamarla, sui géneris: ya no tira de trineos; ahora tira de todo, y adrede: platos, sillas, mesas, personas, floreros y percheros. Dedica las primeras quince horas del día a silbar una versión muy rara de ‘Amorcito corazón’, a la ‘Pepe el Toro’ (los machos), y a ‘la Chorreada’ (las hembras), y si alguien osa interrumpirlos o le piden que se calle, el perrito silba ‘El anillo de los Nibelungos’, de Wagner, completito. Luego come en silencio, generalmente sushi. Cuando termina su postre, silba ‘Los boteros del Volga’, ‘Ochi chornia’, ‘Aserejé’, y a últimas fechas, ‘Beat it’, de Michael Jackson.
Actualmente es conocido como el Husky Silberiano.

Perrote seat

A ese misterio llamado… la Influenza.

Ignacio E. Jaime Priego
Julio de 2009


Hielo Sumarín

Entrevista realizada al azar, en hora pico, en los andenes de la estación del Metro Potrero de la ciudad de México, un martes veintitantos de noviembre de 2009, justo cuando se abrieron las puertas del vagón del sistema colectivo de transporte…

Disculpe, joven, ¿podría usted echarme una manita?…
–¡Qué pasó!, ni que fuera yo pulgosón
–No es eso. Es una onda artística
–No, ps así le dijeron a mi carnala y ya tiene tres chamacos
–No es el caso. ¿Le gusta la música?
–¿La música?, no ps’ agüelita mis tenis
–¿Cuál es su género favorito?
–No, ps el género femenino, mai
–… Su género musical, caballero
–¡Ah!, vamos… este… o sea de cómo
–El Ska, el Rap, el Rock, la Banda
–Ah, ps me pasa el Rock
–¿Cuál es su conjunto extranjero favorito?   
–No, ps KPaz de la Sierra
–Dije extranjero
–KPaz es extranjero, ¿o a poco es del DF?
–Bueno, quise decir fuera de México, el país
–Ah, vamos. Este, ps los Bicles
–¿Los qué?
–Los Bicles, el cuarteto de Liverpul
–¿Liverpool, Insurgentes?
–¡Qué pasó, mai, Liverpool, Inglan!
–Fue una broma. Usted se refiere a los Beatles
–Ps eso dije, los Bicles, ¿no, ps qué me entendistes (sic) carnal?
–¿Y cuál es su canción favorita de los Beatles?
–No, ps este, esa que habla de Ana y de Lojer, ella americana y él, alemán; dos enamorados tipo Romeo y Julieta…
–¿Cuál canción es esa?
Ana y Lojer (And I love her) ¿a poco no la has oído, mai?
–Sí, cómo no. Lo felicito por su buen gusto
–Se agradece, mi mai

Efectivamente, para muchos latinos también, Emos, punketos o darketos, el de los Bicles (Beatles) continúa siendo el grupo de rock predilecto de la humanidad. Cada año venden más y más discos.
¿La razón? Cada vez más y más niños los escuchan… y de inmediato se enamoran de esa música (como lo hicimos nosotros en su momento) de esos instrumentos, de esas armonías vocales, de esas melodías, y claro, a la voz de ya desean tener todos sus discos, ahora en CD, remasterizados.
Lo curioso del caso es que cuando el latino (especialmente el
mexicano, que no entiende y a veces ni habla el español) se enfrenta a otro idioma, lo adapta de inmediato a su limitado buen entender, utilizando para ello algunos códigos o términos que más o menos le suenen o le hagan clic, aunque ya en conjunto no signifiquen nada. ¿No me cree usted? Vaya a uno de esos tugurios y escúchelos solicitar y luego cantar alguna melodía escrita por el verdadero dúo dinámico (Lennon & McCartney), o por Yors Jarripson (George Harrison), o por el Ringo Estarr (Starr) y luego hablamos.
Personalmente he escuchado lo siguiente, voces fantasmales emergiendo en la oscuridad del lugar, en algún bar en donde grupos Beatleros interpretan música de los monstruos de Liverpool mientras los parroquianos, al igual que nuestro inmortal José Alfredo, llegan al tugurio exigiendo su bebida y exigiendo su canción:

*Conforme avanza la ingesta de alcohol, más absurdas son las peticiones.

Tóquense esa de… Chile apio
Chile apio yeyeyé
She loves you yeah yeah yeah
(She loves you)

O mejor esa de… Al falo de son
… ba tu morro me reí so al falo de son
But tomorrow may rain so, I’ll follow the sun
(I’ll follow the sun)

¿No me complacen con esa de… Ay Juana, halls yorjan?
… Ay Juana, halls yorjan
I wanna hold your hand
(I wanna hold your hand)

Híjole, tóquenme la de… Duele mi Dan
... Duele mi Dan, duele mi Dan A min lo for de fiesta
Don’t let me down, don´t let me down, I’m in love for the first time
(Don’t let me down)

Échense esa que va… Trái tu CD ay güeyGüícan Güerky rau
Try to see it my way
(We can work it out)

A ver a qué horas tocan… Ti que tu rái
… Chisguete ti que tu rái bachidon quer
She’s got a ticket to ride, but she don’t care
(Ticket to ride)

Qué se me hace que no se saben la de… Ay, gota Phillips
… Ay gota Phillips, a Phillips de pensar, oye
I’ve got a feeling, a feeling deep inside oh, yeah
(I’ve got a feeling)

Oigan complázcamne con la del caballito que habla… Diga, pony
… Hoooola, Juan isyúúúúúúúú
All I want is you
(Dig a pony)

¿No le tocan a mi secretaria su canción?... Duyu guan to noa secre, o sea, ¿no quieres ir a bailar al Noa Noa, mi secre?
… Ay no de secre fora güicortú
I know the secret for a week or two
(Do you want to know a secret)

A ver a qué horas se refilan… Anchur vercansín
… yuseiyusinsevenwanders anchur vercansín
You say you’ve seen seven wonders and your bird can sing
(And your bird can sing)

¿Se saben esa de… Ficsi najol?
A Ficsi najol cuerdarrein guetzin
I’m fixing a hole, where the rain gets in
(Fixing a hole)

Queremos que se toquen… Destripe
… Chi guasa destripe, Juan estriper ye
She was a day tripper one way ticket yeah
(Day tripper)

No sean gachos y tóquense esa de… Hay tres ojones
… Hay tres ojones testing my sister divain
A taste of honey, tasting much sweeter than wine
(A taste of honey)

Complazcan a mi reinita con… Jonidón
… Donsei yugüil juen yudón oh, oh, Jonidón
Don´t say you will when you won´t, oh, oh, honey don´t
(Honey, don´t)

A ver a qué horas me tocan… Le di a Madonna
… Le di a Madona chile y andorfín
Lady Madonna children at your feet
(Lady Madonna)

Para mi mai… A mi Mai
… Oh, cruda dei, a mi mai a mi mai a mi mai
All through the day, I, me, mine, I me mine, I me mine
(I, me, mine)

Hagan feliz a Soraya con… Con tu gueder
… Con tu gueder, raid nao, odermí
Come together, right now, over me
(Come together)

No me callo hasta que no me toquen… Lety bi
… Lety bi, Lety bi, espiquin gorso güisdon Lety bi
Let it be, let it be, speaking words of wisdom
(Let it be)

Incluso, a veces son los propios miembros del grupo ejecutante los encargados de pronunciar las barbaridades lingüísticas que les comento, como las que le escuché decir al cantante del grupo mexicano The Fab For (seguramente quisieron decir four, cuatro, pero su inglés no dio pa’ más), en septiembre de 1988, en uno de
tantos tugurios Beatleros del D.F. (y eso de Fab for quizá significaba que los four, es decir los cuatro, necesitaban, con carácter de urgente, una buena bañadita aunque fuera con Fab Limón):

–La siguiente canción que nos pide el amable, distinguido y conocedor público que nos visita esta noche, engalanando estas cuatro paredes y este escenario, nos cuenta la historia de una chica
llamada Guadalupe (Gualus, para los cuates) que se pierde cuando fue a comprar huevos a la granja; sus padres, muy afligidos ellos, le piden a las autoridades locales que la encuentren: la canción se titula… Hallen a Gualus*. Acompáñenos con sus palmitas… y güan, tú, tree for (one, two, three, four…)

*Por supuesto que el fulano se refería a I am the walrus, una de las piezas más raras de los Beatles, más rara aún con semejante y absurda interpretación lingüística y musical.
Y otra vez la burra al máiz…

Queremos oyir (sic) Qué va
… Qué va, va tu güero Juan Bailón
Get back, back to where you once belong
(Get back)

Reviéntense… Picos
… Picos de wall is raun iturs mióóóóóón
Because the world is round it turns me on
(Because)

Esos rascatripas, échense… Gato ghetto entuma lai
… A guasa lona tucarrai adidi no guaratufainder… Gato ghetto entumelay 
I was alone I took a ride Got I didn’t know what I would find there …Got to get you into my life
(Got to get you into my life)

Ando herido, tóquenme la de… Anillo
… Yudon rilais jamás anillo
You don´t realize how much I need you
(I need you)

¿No se echan la de… Oh, tu pus es garden?
… Ai lai tu bi, onde da sí, inan oh, tu pus es garden indeshei
I’d like to be under the sea, in an octopus’s garden in the shade (Octopus´s garden)

Una lana, ¡hic! si se revientan la de… Alka Seltzer ¡hic!
Alka Seltzer, tararararararara, Alka Seltzer, tararararararara
(Helter Skelter)

Mi vieja quiere oír la de… Dirpruden
… Dirpruden, Juan yu camarón to pley
Dear Prudence, won’t you come out to play
(Dear Prudence)

A ver a qué horas con… Pies al hoyu
… Asa ráis dislerer senmailotuyú
As I write this letter, send my love to you
(P.S. I love you)

Ya toquen… Que buen pilón
… Qué buen pilón ye, qué buen pilón ye
It won´t be long, yeah, it won´t be long yeah
(It won´t be long)

Aviéntense con… Hola, gata tú
… Juenever áiáiáiáiái guanyuarraunye hola, gata tú…
Whenever I…. want you around yeah, all I’ve gotta do…
(All I’ve gotta do)

Esa de… Güisa lira gel formai fres
… Gato ay tú gema lovis a güey
What do I do when my love is away
(With a little help from my friends)

Órale carnales, refílense esa de… Achú jano un vete
… Achú jano un vete güisa guelayú
(I should have known better with a girl like you)

Llevo una hora pidiendo… Débil de injertar
… Chis gata débil de injertar
She´s got the devil in her heart
(Devil in her heart)

Yo les pido… Mí y mister monster
… Mí y mister monster Liz indepar chevs in dedar train to San Peiper
Mean Mr. Mustard sleeps in the park shaves in the dark trying to save paper
(Mean Mr. Mustard)

Ya quiero oír… Harry tan güey
… ¡Voy!, yugona Harry tan güey, Harry tan güey, a lontai
Boy, you´re gonna carry that weight, carry that weight, a long time
(Carry that weight)

Y para coronar esa noche bohemia, una joya oral-musical:

Señores y señoras, gracias por su distinguida presencia. Ustedes son el ambiente, nosotros nomás servimos de fondo. Y hablando de fondo…  ¡Salud, Beatlémanos!... Nos pasamos a retirar con una pieza original de Lenón y Macarni (Lennon y McCartney), los Bicles (Beatles) que habla acerca de dos hermanos italianos, Mané y Luca,
apellidados Di’nambe, que eran tan unidos que integraban una sola esencia, como ustedes y nosotros, como el ron y su hígado. El que se la sepa, que la cante con el grupo. La canción fue compuesta allá por los años sesenta y se llama:

Yo no, Mané y Luca Di’nambe.
Y a cantar se ha dicho…

Yo no, Mané y Luca Di’nambe
(You know my name, look up the number)

¡Otra… otra… otra!
–Claro que sí, público exigente. Ya para irnos, tocaremos una clásica. Aplaudan al ritmo y a cantar todos con el Hielo Sumarín.
… Güi olivia in de hielo sumarín, hielo sumarín, hielo sumarín
We all live in a yellow submarine, yellow submarine, yellow submarine
(Yellow submarine)

Y mientras el grupo deja sus instrumentos, apaga los amplificadores y se baja del escenario, el respetable no deja de pedirles su canción favorita:

¡Golden eslomber! (Golden Slumbers)
¡Ya es tarde! (Yesterday)
¡Verdei ! (Birthday)
¡No se vayan sin tocar Haya Zina féis (I’ve just seen a face)
¡The logan Guandinró! (The long & winding road)
¡An lucky truyu! (I’m looking through you)
¡De iguanaster nai or nain! (The one after 909)
¡Yumoderchunó! (Your mother should know)


Hielo Sumarín
(Yellow Submarine)

Dedicado a Mimini, violinista de mucho colmillo,
que se aprendió Eleanor Rigby.

Ignacio E. Jaime Priego
Octubre de 2009/2010