miércoles, 21 de septiembre de 2011

Perrote seat

‘Toda sala mexicana que se precie de ser una sala modelo, consta, al menos, de tres piezas básicas:
El Family seat, que no es otra cosa que un cómodo sillón de tres plazas.
El Love seat, que por lo general comparten la nena de la casa y su novio.
Y el Perrote seat, en donde se sienta uno cuando está solo, o el perro de la casa, o el chambelán, o a veces, el perro del chambelán’.

Planeta Tierra.
Agosto de 2022.

A la Influenza AH1 N1 (llamada inicialmente gripe porcina, a la que afortunadamente la ciencia médica logró darle chicharrón en forma definitiva a mediados de 2016), le siguieron otros brotes similares, igualmente peligrosos, contagiosos y en algunos casos (los menos, afortunadamente), de cierta consideración, entre ellos la denominada gripe aviar, que se dispersó entre los mariachis (por andar interpretando ‘las Golondrinas’, ‘Gorrioncillo pecho amarillo’, y ‘Paloma querida’); la gripe equina, que se propagó, principalmente, entre los caballitos de mar, entre los caballitos tequileros de las cantinas de provincia, y entre los mofles de los coches con más de 300 caballos de fuerza; la gripe felina, que atacó, primordialmente, a los gatos hidráulicos, a los Pumas de la UNAM, a los Tigres del Norte, al Gato volador, a los Leones de Detroit, y desgraciadamente, a Pancho Pantera, quien se reporta grave, pero estable. Por su parte, la gripe roedora centró sus furiosos ataques en los mouses de las computadoras, muchas de las cuales no pudieron evitar la infección del virus.
No hubo punto geográfico que no se viera afectado por el fenómeno; desde África hasta Colombia; desde Australia hasta Groenlandia; desde las islas Fidji hasta Tierra de fuego.
De todas enfermedades, la más fuerte fue, y aún es, la llamada gripe canina, la que, curiosamente, sólo tuvo efectos entre los perros de todo el orbe. Atacó incluso a los deliciosos ‘perros calientes’, sí, los gringuísimos hot dogs, que desde entonces ya no se sirven en media noche, sino en tortilla, telera o baguette, por lo que saben como a taco de nenepil, a torta ahogada, o a baguetón de queso gruyere.
Y si bien es cierto que la enfermedad no colocó a los chuchos en la lista negra (Death row) de la EIPED  (Especies en Inminente Peligro de Extinción Definitiva), sí les ha ido alterando y luego mutando sus características genéticas (con los consabidos desórdenes de comportamiento, actitud y naturaleza) creando, sin quererlo, nuevas razas.
Entre las más afectadas se encuentran las siguientes, según datos del PERRUS CIC (Perros en Estudio según Raza y Registro en Universidades Selectas,  a Consecuencia de la Influenza Canina), organismo científico latino no gubernamental dedicado al estudio y registro de datos que les permitan descifrar y superar el fenómeno, para así devolverle a los perritos sus naturales deseos por ladrar, aullar, morder, salivar, lamer, pasear por el parque, regar troncos, mojar árboles, salpicar matorrales, enterrar huesos, destrozar periódicos dominicales y todo lo demás que hacían hasta antes de la llegada de la malhadada Influenza canina, la que por cierto no se contagia vía estornudo… sino a través del ladrido, así que si usted está que ladra de hambre, será mejor que coma algo; no vaya a ser la de malas.
Helas aquí:


Perros de compañía:

Shar Pei
De origen chino.
Este perro de marcadas y profundas arrugas en cara y cuerpo estuvo a punto de desaparecer durante la revolución china, pero logró sobrevivir.
Hasta antes del arribo de la Influenza canina, este perro estaba íntegramente consagrado a la familia que lo adoptó y no se arrugaba ante ningún otro perro; hoy, está consagrado en arrugas y alma… a la cocina. No sale de ahí. Posee unas papilas gustativas finísimas. Es un experto cocinando la sopa de hongos, el arroz a la mexicana, las albóndigas al chipotle, y la paella valenciana, pero su especialidad son los pays, especialmente los de queso y limón.
De Shar Pei ha pasado a ser Shar Pay.
¡Con qué gusto los están contratando a la sazón los grandes hoteles y restaurantes del mundo! Y gracias a que conservaron las arrugas craneales, el gorrito les cabe perfecto.

Caniche
De origen francés, su nombre deriva del término canard (pato), ya que solían ser estupendos cazadores de patos de laguna. Eran cariñosos, aprendían rápidamente y eran muy inteligentes.
No obstante, la Influenza canina los volvió hoscos, flojos (se hacen patos todo el día) y padecen lagunas mentales: hoy integran la raza Canietzsche (*): estos perritos quieren dejar atrás una vida de perros, por lo que dedican sus días a leer las obras del famoso dramaturgo prusiano Friedrich Wilhelm Nietzsche; usted los ve en las casas, jardines y parques enfrascados en la lectura de obras como ‘Consideraciones intempestivas’, y ‘La genealogía de la moral’; en pocas palabras, este perro ya no va por el periódico; ahora lo lee (hay canes que incluso resuelven el crucigrama que trae la sección de sociales).
(*) El Canietzsche enano exige, además, volúmenes de bolsillo.

Chihuahua
Esta raza debe su nombre justamente al estado y ciudad mexicanos que la vio nacer: Chihuahua. Estos animalitos llegaban a encariñarse de forma verdaderamente enfermiza con sus amos. Eran tan encantadores que las antiguas princesas aztecas se los querían comer, aunque eran los sacerdotes de dicha cultura los que literalmente sí se los comían, ceremonialmente, claro.
Actualmente, gracias a la Influenza canina, dicha raza es conocida como Chigüigüi, porque el perrito de marras desarrolló el sentido del habla, y si uno le pregunta si ya quiere comer su filete, el can dirá su ya famoso… ‘a güigüi’; si uno le pregunta si ya quiere su champaña, el chucho exclamará… ‘a güigüi’; lo mismo dirá cuando le pregunten si ya quiere salir a dar su vueltecita en coche, o si ya desea hacer sus necesidades en el baño del señor de la casa, o si ya quiere su baño con shampú importado, o su hueso de mamut, o ir a visitar a la perrita  de Donald Trump, etc.

Chow chow
También originario de China. Hasta antes de que se presentara la Influenza canina, era un espléndido guardián de casas y negocios.
Hoy en día la raza es conocida como la Show show, ya que cada perro presenta dos shows diarios (a las 19:30 y las 21:00 horas) justamente ahí, en la sala de la casa o en la sala de juntas, y mientras unos cantan ‘Quítate ya de aquí perro lanudo’, y ‘Hound dog’, otros bailan tap, o hacen malabares disfrazados de payasos, o bailan ‘El cascanueces’, y hay de ti donde no los veas, o no les aplaudas sus gracias, o no les pidas un autógrafo al finalizar cada show, porque no volverán a dirigirte la mirada jamás en tu perra vida.

Maltés
De origen italiano, este can era de carácter equilibrado y juguetón, muy casero y afable, pero llegó la Influenza canina y ocurrió un cambio notable.
Por razones desconocidas, el Maltés ya no ladra ni camina… ahora pía y vuela, como el mismísimo Halcón Maltés; hoy ya no vive en perrera, sino en su jaula periquera, y ha sustituido las croquetas por galletas de animalitos. Lo que más le gusta en la vida es satisfacer sus necesidades fisiológicas en pleno vuelo (lo malo es que salpica mucho), en especial sobre el tocador de la señora de la casa, sobre todo si en dicha recámara hay alfombras, cortinas, edredones y colchas blancas, de las finas.

Pequinés
Otro más de origen chino. Era el perro consentido de los emperadores. Poseía un carácter agridulce, y solía ser afectuoso, y arisco y frío a la vez. Hoy todo ha dado un drástico giro, endosado éste a la Influenza canina.
Por razones ignoradas, hoy es un perro enojón y gruñón al que le encanta picar a otros perros cuando va al parque. Es conocido como Piquinés, porque no prueba alimento o líquido alguno si éste no viene sazonado con cantidades exorbitantes de chile piquín, sea pozole rojo (su favorito), carne, croquetas o agua, por lo que su piel y su pelambre están adquiriendo tonalidades rojizas, muy similares a las del ladrillo común.

Perros guardianes

Collie
De origen escocés, esta raza fue inmortalizada en la pantalla del televisor y del cine por una perrita artística llamada ‘Lassie’.
Hoy en día, y todo gracias a la Influenza canina, esta raza es conocida como Ollie, ya que todos los perros de la raza… ¡están idénticos a Oliver Hardy (Ollie), el gordo!, con sombrerito bombín y todo; incluso, los machos lucen el clásico bigotito recortado tantas veces utilizado por Charles Chaplin, Groucho Marx, y  Adolf Hitler.



Dálmata
De origen inglés,  estos perros son el resultado de la cruza entre el Pointer y el Bull Terrier.
La Influenza canina los afectó de manera extraordinaria, poniéndolos en jaque.  Las nuevas camadas sustituyeron su manchado pelambre en blanco y negro… por bien trazados tableros de ajedrez, por lo que actualmente la raza es conocida como Dálmate. Hoy en día, sus amos los utilizan para practicar dicho juego. Incluso, muchos chuchos ya han aprendido a jugar el juego ciencia; aquellos que logren darle jaque mate al señor de la casa tienen derecho a ver ‘Don Gato y su Pandilla’ (versión para adultos), cenar pizza en el sofá, fumar pipa y tomar café o té, y dormir en la cama matrimonial de sus amos.

Schnauzer
Originario de las regiones Bávaras, este perro era inteligente, vivaz y valiente. Hoy, y debido a las no bávaras, sino bárbaras secuelas que le dejó la Influenza canina, cada vez que un ejemplar de esta raza ladra… dispara municiones, balas calibre 22, y perdigones, así que cuando alguien lo hace enfurecer, el perrito parece ametralladora, o escopeta de repetición, por lo que ya es conocido como Schmauser, por lo que nadie los quiere tener cerca, exceptuando lógicamente a los cazadores de patos, ratas, ratones, y a los que se van de safari al África, ya que los canes se alquilan a precios realmente accesibles, en pesos, y en qué digo cómodas… ¡comodísimas mensualidades!

San Bernardo
Algunos de estos legendarios perros de origen Asirio-Babilónico adquirieron cierta notoriedad por rescatar alpinistas perdidos y revivirlos gracias al contenido de los tradicionales barrilitos licoreros que colgaban de su cuello (y digo algunos porque otros se ponían tal jarra que se seguían derecho y se despeñaban y era a ellos a quienes había que rescatar).
El corto pelambre de los sobrios permitía que la nieve resbalara fácilmente de sus lomos y flancos, evitándoles innecesarias cargas pesadas extra. Mas, debido a la terrible Influenza canina, hoy sólo les interesa jugar al dominó para enchinarse el tremendo mostacho que les ha salido (a la Sam Bigotes), por lo que la raza es conocida en la actualidad como Sam Bernardo.
*Las huestes hacendarias de los Estados Unidos (el Tío Sam) aprovechan las grandes dotes olfativas de esta raza y los utilizan para perseguir y cazar morosos, claro, cuando los perritos no están en alguna cantina haciendo la sopa, doblándose a cuatros y echando ronda; se sabe que los bisnietos de Tiziano Ferro tienen 3 hembritas en casa.

Cazadores

Galgo español
Descendiente del Galgo inglés.
Su velocidad y agilidad eran notables a la hora de cazar liebres y conejos, incluso en terrenos bastante accidentados. Participaba exitosamente en varios canódromos europeos.
Y hablo en pasado porque llegó la Influenza canina, y la raza sufrió una metamorfosis bastante perrona.
Hoy, el mentado perrito, sobre todo el gallego, no sabe si mover la cola o mover los muebles; si usar correa o usar corbata; si ladrarle a otros perros o maullarle a los pajaritos; si cazar liebres o casar conejos (tiene dotes parroquiales); si correr por el bosque o patinar en hielo; si sacar la lengua al trotar o sacar su visa para viajar en avión; si comer croquetas o lamer coquetas. El Galgo español se ha convertido en Algo español (y en algo indefinido, para ser más precisos).

Pointer
Desciende del Braco italiano, el Pointer era considerado el mejor perro cazador del mundo. Su finísimo olfato era capaz de distinguir el más leve olor animal, en terrenos llanos, abiertos, bajo cualquier condición climatológica.
En esas estaba cuando apareció la Influenza canina.
De pronto dejó de cazar para dedicarse a pintar bodegones y naturalezas muertas; dejo de buscar presas para buscar pinceles y telas. Afortunadamente no perdió su olfato y ahora distingue cualquier cambio de tonalidad en las pinturas acrílicas, así como cualquier variación en el peso y consistencia de los cabellos de los pinceles que utiliza para plasmar sus obras de arte. Algunos ejemplares incluso se han cortado una oreja, como lo hiciera el holandés Van Gogh en el pasado.
Así, el Pointer pasó a ser… el Painter.
Actualmente, un perro de esta raza, llamado ‘Oggie doggie’, expone la obra ‘La crisis está perrona’, en el Museo Perrault, en Cannes, Francia, la cual consiste en óleos que muestran a varios perros callejeros andando de a perrote.

Pastor alemán
En su nombre lleva el origen. Para muchos, este es el perro de perros. Bueno, era; desde que llegó la Influenza canina a su vida, todo cambió para él. Antes, cuidaba casas; guiaba ciegos; buscaba y encontraba personas extraviadas; se desempeñaba como un excelente auxiliar policiaco; llegó a ser una arma insustituible en la lucha antidrogas, y fue considerado el mejor perro en el área  de la defensa personal.
Hoy, los descendientes de Rintintín han desarrollado un talento especial para los juegos de azar (especialmente los naipes, aunque se defienden tirando dados y dardos); se les ve en las maquinitas y en las mesas de las Vegas, Montecarlo, y demás casinos del mundo, apostando sus perreras, sus huesos, e incluso sus correas.
Es el actual Postor alemán.
Recientemente, un descendiente del famoso perro actor arriba mencionado le reviró su resto a un croupier del Golden Nugget… ¡y le ganó medio millón de dólares!
*El perrito, de nombre ‘Bubble’, tenía un full de sietes con damas (777 QQ).

Husky Siberiano.
Es originario del estrecho de Bering, en Siberia.
Pequeño y ligero, era el perro indicado para las carreras de trineo, no así para travesías largas, de grandes cargas, aún en recorridos cortos.
Ese ciclón llamado la Influenza canina nos dejó una raza, cómo llamarla, sui géneris: ya no tira de trineos; ahora tira de todo, y adrede: platos, sillas, mesas, personas, floreros y percheros. Dedica las primeras quince horas del día a silbar una versión muy rara de ‘Amorcito corazón’, a la ‘Pepe el Toro’ (los machos), y a ‘la Chorreada’ (las hembras), y si alguien osa interrumpirlos o le piden que se calle, el perrito silba ‘El anillo de los Nibelungos’, de Wagner, completito. Luego come en silencio, generalmente sushi. Cuando termina su postre, silba ‘Los boteros del Volga’, ‘Ochi chornia’, ‘Aserejé’, y a últimas fechas, ‘Beat it’, de Michael Jackson.
Actualmente es conocido como el Husky Silberiano.



Perrote seat

A ese misterio llamado… la Influenza.

Ignacio E. Jaime Priego
Julio de 2009

Soviéticos sin viáticos

‘Todovich, absolutamente todovich tiene un porqué. ¿Por qué?, pues porque todovich, absolutamente todovich tiene un para qué; eso que ni qué’.

Inmortal frase del científico soviético Igor Dovsky Bichorárovich, al definir el término ‘ciencia’, durante la apertura del Simposio Qué recia es la razia en Rusia, efectuado clandestinamente en Petrogrado (a un grado bajo cero y sin petróleo), poco antes de la caída del último Zar de la dinastía Romanov, Nicolás II.
Pero...
¿Qué habrá querido decir Bichorárovich?... O mejor dicho, ¿Qué dijo?... para muchos – me incluyo - insinuó que no es suficiente el conocer el nombre de las cosas; lo verdaderamente importante es saber qué son, por qué se llaman así, y, más que nada, para qué sirven.
Bichorárovich puso como ejemplo la palabra ‘anatomía’, cuando uno de los espectadores le pidió que diera un ejemplo que saltara a la vista (y la anatomía de cualquier ser humano es lo primero que salta a la vista, en especial si ese ser humano es mujer y está llena de curvas y de montículos).

* Esta es su ponencia completa (traducida al español por Leo D’tocho Morocho, traductor portugués new age  avecindado en Madrid, España).

– ‘La palabra anatomía, de acentuación grave, está compuesta por los siguientes elementos lingüísticos, queridos camaradas: los nombres propios ‘Ana’, y ‘Tom’, y el pronombre posesivo ‘mía’.
Bien. Lo verdaderamente relevante es... qué es y para qué sirve. Bueno, sirve para saber que el involucrarse con la anatomía de una mujer casada (Ana), puede despertar los celos del marido (Tom), quien declarará, hecho una furia ‘esta mujer es mía’, mientras dispara, o mientras blande tremendo machete frente a la ancha y choncha humanidad del sancho. ¿O me equivoco, tovarich Gregor Efimovich, Rasputín’?

– ‘No ha llegadovich’ – se le informó.
– ‘No importochnik’ – afirmó.
– ‘Vientovich’ – se le animó.
– ‘¿Quedó clarovich?’ – preguntó.
– ‘Cínchovich’ – se le respondió.

Continuó...

– ‘Ana, mujer de curvas esculturales.
Tom, hombre de celos irracionales.
Mía, no tuya; mía, pronombre de consecuencias fatales entre los inmorales mortales que se quieren pasar de vivales, convirtiéndose en animales rivales fuera de sus cabales y de sus huacales, que lo único que quieren es hacerle de chivo los tamales y echarles las sales a tales vales. Pero, vayamos más allá, camaradas, vayamos más allá’.
(En ese momento, todos sus colegas y público en general se reacomodaron en los asientos de las filas de hasta atrás de la sala de conferencias).
– ‘Daré un ejemplo más claro: el cerebro. ¿Por qué se llama así? ¿Qué es? ¿Para qué sirve? Se llama así porque la vida misma y la mente empiezan desde cero, aunque estemos a varios grados bajo cero... pero, una vez concebidas, poco a poco ambas – vida y mente – van creciendo, hasta convertirse en ríos caudalosos de intrincadas corrientes e insondables recovecos, como el Ebro, río español.
Cer, de cero, y  Ebro. Ahí está la hebra conductora. La obra creadora que se abre ante nuestros ojos.
¿Y qué es eso de vida y mente?, se preguntarán ustedes. Pues precisamente eso; seso, a veces soso, pero seso al fin y al cabo, hasta que cesa. Bueno, ¿Y para qué sirve?, se volverán a preguntar. Sirve para pensar, o para no pensar, depende del usuario, es decir que hay seso en uso y seso en desuso. Sirve para imaginar que estamos con Ana pero sin Tom; o para soñar con Ana, sin que se entere Tom, aunque claro, también puede servir para buscar la manera, es decir ingeniárselas, de estar con Ana, sin que lo sepa Tom, para poder decir: ‘Ana, ahora que no está Tom, al fin serás mía’. ¿Lo ven? los tres elementos, Ana, Tom, y mía, redistribuidos, o distribuidos en forma diferente, menos peligrosa y mucho más gozosa. Y todo gracias a la mente’.
(Un ¡Ohhhhhh! de asombro se dejó escuchar por toda la sala).
En ese momento, Tatiana Sputnik se levantó de su asiento y dijo que, o iba al baño de inmediato, o le reventaban los riñones. Bichorárovich le dio permiso y continuó con su exposición.
– ‘Otro ejemplo son los riñones, esos órganos glandulares que sirven para secretar la orina, vulgo pipíf o miadovskys, como seguramente lo estará experimentando en estos momentos la camarada Sputnik. Miren ustedes. Riñón es el aumentativo de riña, pelea, jaleo, trifulca, como las que arman los Hooligans ingleses, o como el agüita de riñón que tanto gustan de echarle al respetable los fanáticos mexicanos, cuando su equipo (el Atlante) va perdiendo. ¿Alguna dudayev respecto al río Ebro?’ – preguntó y bebió un poco de agua mineralovich, mientras los asistentes comentaban entre sí y escribían algunas notas –. ‘Si a alguno de ustedes le queda alguna duda respecto a lo caudaloso del río, pregúntenle a la camarada Sputnik al respecto, porque si no ha regresado, es justamente por lo mismo’.
– ‘Tovarich Igor Dovsky’ – habló Iván Padentrovich, líder de los bolcheviques acantonados en Ekaterimburgo – ‘Nos has dejado con el ojo cuadradoyev, así que te preguntaré... ¿Qué onda con los ocláyovich, o sea los de apipízcayev?’
– ‘¿Cuantos ojos tienes, camarada?’ – le preguntó Igor.
– ‘Dos, tovarich, pero esa información ya la sabía desde chamácoyev’.
– ‘Dime Iván, ¿Qué es lo que más te gusta mirar en el mundo?’
– ‘Las niñas, tovarich’.
– ‘¿Lo ves?, gracias a las niñas de tus ojos, puedes ver a las niñas rusas bañándose en el Neva, o en el Volga’.
(Otro ¡Ohhhhhhhhh! de admiración retumbó en el salón de conferencias).

Bichorarovich retomó la palabra.

– ‘La Historia no miente. Una de las carabelas de Colón se llamó precisamente así: La Niña. ¿Por qué? pues porque para descubrir un continente hay que tener ojo avizor, ya que en caso contrario, la tierra se hace ojo de hormiga, o de chícharo’.
‘Tú eres un sabio, Igor’ – gritó desde su asiento Tamara Villosof, maestra de ballet.
– ‘¿Y las otraaas dos carabelasssss?’ – preguntó el cosaco Vladismirnoff Chúpayev antes de eructar.
– ‘Camarada Vladismirnoff Chúpayev, la Pinta fue bautizada así para perpetuar las palabras de la Reina Isabel...“Esto del viaje pinta bien”. La tercera embarcación debe su nombre a la frase expresada por el Rey Fernando, quien al ver el presupuesto del viaje dijo...“¡Santa María!”, antes de caer desmayado’.
(Los presentes se pusieron de pie y le aplaudieron a rabiar. Pavlova Doblepechúgavich organizó una porra mientras Chúpayev hacía como que se le caía algo para darle un buen llegue a su pata de elefante).

–‘¡Siquitiquiev a la bim bom boff!
¡Siquitiquiev a la bim bom boff!
A la biev a la baov a la bim bom boff...
Bichorárovich, Bichorárovich... ¡Ñet ñet ñet!’

La Orquesta de Cámara de Llanta de Moscú irrumpió en el escenario y comenzó a interpretar “Ochi Chornia”, haciendo llorar a más de treinta presentes, entre ellos al propio científico, quien de inmediato le pidió la pieza a Pavlova Doblepechúgavich. La pareja bailó toda la noche. Los cosacos destapaban docenas de botellas de vodka y engullían galletitas con caviar, al ritmo de las rapsodias de Liszt y de los conciertos de Rachmaninoff, interpretados magistralmente por los músicos moscovitas. Tamara Villosof fue como cinco veces al baño, acompañada de Rasputín, que llegó justo cuando la orquesta tocaba la introducción de ‘Kazachoff’ (la versión rusa del ‘Mariachi Loco’).

Algunas horas después, cuando los músicos se tomaron un merecido descanso (el, séptimo, de hecho), el director de la Casa de Salud “Taradovichkaya”, de nombre Mijhail Dimadrev, pidió a los loqueros que llevaran a los internos a sus aposentos.

El Día del Niño había terminado en las estepas siberianas.



Soviéticos sin viáticos

Dedicado a la ensalada rusa,
más sabrosa y menos peligrosa
que la ruleta del mismo nombre.

Ignacio Ernesto Jaime Priego
Junio de 1994/2002